Desde hace unas semanas estoy preparando un artículo para el blog de She Said Books (librería queer berlinesa) en el que hablaré sobre diversidad y lo degenerado a partir de tres libros de cocina: Heirloom, de Sara Owens (a quien mencioné en otro post), Mother Grains, de Roxana Jullapat y Decolonize Your Diet, de Luz Calvo y Catrióna Rueda Esquibel. Mientras trabajaba y cocinaba de esos libros, muy pronto me di cuenta de que hay otros temas que me gustaría d/escribir y que desbordarían la intención y longitud de mi artículo. Por eso pensé hacer una serie de entradas de este boletín sobre libros de cocina, empezando con esta introducción en la que quisiera abordar: cómo organizo y archivo recetas. Dos aspectos que hablan sobre cómo leo este tipo de libros, desde un punto de vista narrativo y práctico, para tratar de responder a la pregunta ¿qué busco en los libros de cocina?
Para dar un contexto mínimo, debo reconocer que por muchos años la escala de mi interés por este género estaba muy por debajo de cero. He trabajado en el mundo de los libros en varias esferas –editorial, librería, escritura– y no fue sino hasta hace unos seis años que empecé a coleccionar libros de cocina. Un pasatiempo bastante inconveniente, tomando en cuenta mi conocida adicción a los libros, ya que los de cocina suelen ser siempre tapa dura y de gran formato. A pesar de mis pocos años de coleccionista, creo que he logrado agrupar una serie de libros que han definido mi experiencia física como cocinera, mi curiosidad intelectual y sobre todo mi apetito, la experiencia más visceral y gustosa de todas.
Cuando tienes dos o tres libros de cocina no parece tan importante pensar en catalogación y registro de recetas. Pero cuando la obsesión toma cuerpo y las estanterías se llenan, es importante empezar un sistema, así sea muy sencillo, para poder navegar las múltiples recetas que con suerte nos da tiempo de cocinar. El primer paso que yo di quizás sea el más común, marcar con post its, así como lo haría con cualquier otro libro. Otras personas harían un doblez en la esquina de la página. Yo sugiero post its. Me viene a la memoria una conversación con mi amiga Anja, con quien he compartido más de un libro de cocina, y recuerdo que ella me dijo que disfrutaba ver las recetas que yo había marcado porque no eran necesariamente las que ella hubiera escogido. Se ha hecho hábito recomendarnos recetas, así ahora lo hagamos a la distancia y no intercambiando libros físicos, ya que no vivimos en la misma ciudad. Este fin de semana, por ejemplo, preparé una receta de pollo con orzo de Nigella Lawson que ella me recomendó y que no había considerado hacer cuando catalogué mis recetas favoritas del libro Cook, Eat, Repeat, donde salió publicada. Este intercambio lo que hizo fue ensanchar mi paladar en toda su magnitud sensorial. Evidencia:
Pero volviendo a la idea del registro. Además de los post its, mi manera de no perderme entre mis propios libros y notas es la siguiente:
Marcar las recetas que me gustaría cocinar con post its pequeños. Si soy muy metódica, escojo patrones de colores distintos para los post its relacionados con el enfoque de la receta: vegetales, carnes, pescados, postres.
Añadir un post it más grande a las recetas que cocino para escribir mis impresiones o ajustes.
Hacer un índice personal en la primera página del libro para retornar fácilmente a las recetas que me interesan.
Cualquier nota importante o adaptación personal, la registro en un cuaderno.
Al mismo tiempo trato de que la experiencia sea lo menos rígida posible y me gusta hojear los libros múltiples veces o atender a las recomendaciones de mis amigas. Con el tiempo, nuestro paladar o conocimiento sobre ciertos alimentos se transforma y una receta que sería ideal en nuestro momento presente, pudo haber pasado desapercibida en otra ocasión. Y por último, creo que lo más importante de un libro de cocina, que al final es un manual de instrucciones, es que debe suponer un riesgo, así que siempre sugiero incluir recetas que contengan ingredientes nuevos, que sean extrañas o que parezcan difíciles de hacer ya que a partir de esos encuentros, el aprendizaje sobre nuestra propia manera de cocinar es infinito y, por lo tanto, lo más seductor en el proceso de la cocina casera.
concordia
- A partir de mi práctica editorial he desarrollado una serie de talleres en los que usamos la fermentación como metáfora para la escritura. Son talleres en los que literalmente fermentamos y escribimos. Casi siempre he propuesto preparar sauerkraut en estos talleres ya que es un fermento muy noble. Gracias a todos esos encuentros, terminé escribiendo una receta sobre sauerkraut que fue publicada recientemente en un libro de cocina. ¡Mi primer libro de cocina! Me hace muy feliz compartir esta receta en esta publicación, elaborada durante el inicio de la pandemia y que finalmente llegó a mis manos hace un par de semanas.
Sobre la publicación: “un libro de cocina comunitario de recetas y reflexiones de seres humanos que viven la pandemia mundial del Covid 19. Durante dos años estuvimos separados y atrapados en nuestro interior viendo cómo el mundo se desmoronaba, y actualmente, tres años después, todavía nos estamos tambaleando por los efectos de este tiempo cambiante. El núcleo de este libro es procesar nuestras relaciones con la comida y cómo nuestras mentes y cuerpos pueden aferrarse al trauma. A muchos de nosotros nos han enseñado a pensar que la comida es algo que hay que guardar bajo llave, que el placer es algo que hay que ganarse (...) con contribuciones de 29 seres humanos de todo el mundo, esta colección dedica tiempo a las emociones, y a las rupturas y avances de la conducción de un cuerpo con necesidades, en una realidad que se desmorona”.
We Get Through: A Pandemy Cookbook
8 x 10 pulg. | 176 págs.
Publicado por saalt press @saaltpress
Diseñado por raquel hazell @seesaalt
Primera edición, 2022
popurrí
- Pensando en mi amor por el sauerkraut y para hablar de otro género de recetas, las video-recetas, aquí comparto un YouTube blog que me recomendó mi amiga Angela: Fermented Garden. Y hago énfasis en esta receta de una torta de chocolate con sauerkraut. Aún no sé si es una mezcla de sabores que me gustaría, pero trataré de llevarme a mí misma a ese límite y probar.
- Hace unas semanas compré una revista en Zabriskie Buchladen que se llama Pleasant Place. Es una publicación dedicada a las plantas y los jardines. La publicación se enfoca en los cruces entre el arte, la comida y el mundo plantae desde el estudio de la planta Tropaeolum Majus (en español capuchinas), plantas cuyas flores suelen decorar tortas o ensaladas durante la primavera pero cuyas hojas suelen ser igual de fascinantes y motivo de mucha admiración.
- He escuchado mucho a Ryuichi Sakamoto esta semana :(
desde Berlín, Kreuzberg,
Rebeca Pérez Gerónimo.
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